Sigo siendo la misma inocente, la misma inocente que te sonreía, que te cuidaba, que te quería… La misma inocente que era capaz de enfrentarse con medio mundo solo por defenderte. Esa inocente que cada noche se escapaba para irse un rato contigo, aun sabiendo que al día siguiente tendría clase, ¿Pero qué más da? Cuando eres feliz haces lo que sea, cuando eres feliz irías al fin del mundo con los ojos vendados..
Y pensé que lo mejor sería dejarlo todo por un tiempo. Dejar las cosas aparcadas, sin mirarnos, sin saludarnos, en definitiva, sin hablarnos. Al principio como todas las cosas, piensas que es lo mejor que puedes hacer, que vas fenomenal, que las ocasiones en las que no le veías era más fácil olvidarle, pero te engañabas. Sí, porque, cuando pensabas que ya todo estaba bien, que ya tenías las cosas suficientemente claras te equivocabas. Le volviste a ver, y volviste a sentir una vez más lo que era. Y ves, que todo eso no sirvió para nada., que diste dos pasos para adelante, pero que igualmente los diste para atrás. Y ves, que cuando le quieres, por mucho que duela, le quieres, y no hay nada que pueda cambiarlo. No hay nadie que pueda cambiarlo, al menos por ahora.

























